BDSM y ansiedad: ¿asunto separado?

Memi  - 

Lecciones que aprendí teniendo ansiedad y practicando bdsm

La idea de esta guía es darte algunas puntas, ideas, formas de pensar tu ansiedad/ataques de pánico y las diversas prácticas fetichistas que tengas ganas de realizar. En esta guía uso la palabra “ansiedad” como un conjunto de síncomas vinculados a la preocupación, la sensación de catástrofe inminente o pensar de manera excesiva las cosas. No quiero cerrar la interpretación a cómo otres habitan esto, y creo que puede servirle a personas con otros tipos de sentires y experiencias vinculadas a las neurodivergencias.

Soy Memi él, switch y fetichista hace alrededor de diez años, a la vez que habito diversas maneras de tener ansiedad: en general, desde un lugar paralizante, donde me es muy dificil iniciar actividades y salir de la cama. Pero también de otras formas: puede hacerme sentir atrapado en el espacio público y querer salir corriendo, o entrar en un estado extremadamente verbal y no poder callarme en situaciones sociales, lo que me hace sentir avergonzado e inadecuado.

Hace algunos meses estoy asumiendo también que entro dentro de la categoría de neurodivergente de alguna manera. Tengo una sensibilidad sensorial importante, especialmente con los sonidos, y algunas dificultades con el entendimiento de la información literal.

Si bien desde que tengo un diagnóstico y acceso a la medicación que necesito me siento mucho mejor, por años viví con algo restándome capacidad de libertad a cada paso que daba. Pero encontré también consuelo y felicidad en las prácticas fetichistas.

En este texto, decido usar la expresión “fetichista” como toda práctica por fuera de la sexualidad genital, mayoritariamente estoy hablando de prácticas BDSM, para entender mejor a qué me refiero con eso, consultá la wiki.

Así como diversas prácticas (y vínculos) fueron espacios en los que refugiarme, la ansiedad tuvo y tiene sus efectos sobre mis prácticas. Si son las primeras veces que sesiono con alguien, a veces estoy culo para arriba pensando en todas las cosas que hice o dije que podrían molestarle. O deseo probar una práctica nueva, pero el miedo a que salga mal no me permite hacerlo. Ni hablar de habitar espacios comunitarios de BDSM: el hecho de que en la mayoría haya música fuerte hizo que por muchos años terminara recluído en mi habitación y al mundo de lo privado. Y ahora que estoy empezando a dominar, tengo constantemente un quien soss en la cabeza.

Voy a sumar un comentario más político: gran parte de mi ansiedad alrededor de sesionar en espacios públicos tenía que ver con la posibilidad de ser reconocido y perder mi trabajo. O de que eso se hiciera vox populi y afecte mis posibilidades de ser contratado a futuro, o las de mis vínculos. En un mundo donde de ciertas profesiones feminizadas se espera que seamos castos y puros, esto aparecía como un pánico enorme, muy atado también a juzgarme a mí mismo.

Todas las propuestas de esta guía salen de la experiencia cotidiana de tener ganas de que me fajen y a la vez estar muy ansiose, o de experiencias de amiguis, amantes, compañeres de juego, o de la red de @KinkyVibe . También de mucho tiempo de reflexión y discusión política sobre consentimiento, cuerdismo, capacitismo y lo queer. Parten de mucha exploración, de cagarla muchas veces y seguir queriendo hacerlo. Es posible que sirvan para personas con otras dificultades de acceso al BDSM.

Algunos puntos generales

1) Tu consentimiento vale como el de todo el resto

Decido empezar por acá, ya que a veces circulan discursos muy capacitistas sobre quiénes podemos o no dar nuestro consentimiento. Muy rápidamente somos asignadas al lugar de la locura y enviadas a una categoría entre la repugnancia y la infancia, donde por tener ciertas reacciones que no son las esperables, quedamos afuera de los espacios de sostén comunitario, o ridiculizades por quienes se supone que nos deberían entender.

Elijo en este punto del texto nombrarme con a, ya que es una experiencia que viví muchísimo más cuando era una mujer sumisa que ahora que tengo otras identidades.

Una vez, incluso, al estar negociando aftercare , le dije a quien quería dominarme que a veces necesitaba muchos mensajitos de reafirmación de que lo que había hecho bien y era una uena sumisa en los días siguientes, ya que a veces me quedaba maquinando que la otra persona no me deseaba más luego de las sesiones. Esa persona se negó de agotadas a sesionar conmigo. Su explicación fue que él no quería estar con sumisas que no pueden controlarse a sí mismas, y que creía que si yo no estaba “impecable” no podía consentir a las prácticas que queríamos hacer. si estás leyendo esto y esta escena te asustó, dejame decirte que no es lo más común y yo he encontrado personas hermosas en nuestra comunidad. Pero son discursos que existen.

No hace falta estar “impecable” mentalmente –¡Qué querrá decir eso, además!– para poder tomar decisiones sobre nuestro placer y los riesgos que vamos a querer o no tomar.

2) Mi sistema digestivo: el peor enemigo

Si estás comiendo o te desagrada mucho lo escatológico, salteate esta sección.

Tal vez esto es más personal, pero conozco a otras personas que viven tener ansiedad de esta forma, y a veces es un garrón cuando estás montade full corset látex lencería fuesta en la mano. Mi ansiedad suele manifestarse gastrointestinalmente, si me pongo nervioso siento náuseas, o ganas de ir al baño, o me duele la panza.

No tengo tantos consejos en esta, salvo que a veces las primeras citas no son las mejores y practicar BDSM solo en lugares donde haya baño cerca. Algunas recomendaciones más genéricas son comer liviano antes de sesionar, si vas a sesionar muchas horas tener algo para comer mientras y ya sé que me vas a odiar, pero si te es posible, decirle a tu compañere. Es medio vergonzoso y siempre que lo tengo que hacer un poquito quiero morir como si me estuvieran fajando y se me escapara un pedo, pero a la vez, en el fondo, es solo un poco gracioso y a nadie le molesta tanto. Compartir intimidad quiere decir a veces tener que decirle a alguien que re estás para hacer un gang bang pero que te preocupa ponerte nervioso y vomitarle a alguien en los genitales. Ni hablar de sexo anal y la vergüenza asociada a no saber cómo va a responder tu cuerpo.

gang bang: sexo grupal donde una persona es el foco que recibe

Habiendo dicho todo esto, siento que con los años me sirve desdramatizar un poco mis prácticas fetichistas, y entenderlas como una cosa más que hago en mi vida, le saca mucha presión. También aceptar que no todos los días son para todas las prácticas. Más allá de eso: tomar agüita ayuda mucho.

3) El autoconocimiento es tu mejor amigue

No me odies, queride lectore, ya sé que a veces lo primero que te surge es decir no tengo ni la más mínima idea de cuáles podrían ser mis límites y el autoconocimiento suena a hippeada absoluta. No te prometo soluciones, pero sí tal vez es una buena idea examinar tus últimos ataques de pánico o instancias que te hayan puesto muy mal y ver si hay algo en común que puedas aplicar al fetichismo.

Esto puede sonar super obvio, pero sobre todo si no tenés mucha experiencia en el BDSM es importante que partas de aquello que suele darte ansiedad, o que te calmes y pienses cómo eso puede jugarse en las prácticas que te interesen. A mí, por ejemplo, el ruido fuerte me pone muy ansiose, entonces jamás sesiono con música o en espacios donde haya música fuerte. Por otro lado, sé que la sensación de estar atrapade o contenide en mantas me hace sentir muy tranquile, y por lo tanto, las restricciones (bondage o shibari) son una de las prácticas que hago cuando quiero relajarme.

Al principio puede ser un poco difícil generar ese tipo de asociaciones, pero un buen primer punto para comenzar es considerar cuáles son tus gatillos (aquellas cosas que suelen ponerte del orto) y evitarlos. Esto muchas veces lo descubrimos pifiándola, eso que en la fantasía y la negociación parecía un planazo, de repente nos da ganas de llorar.

La primera vez que intenté realizar BDSM más protocolar, mi dominante decidió ignorarme como castigo. La idea, en teoría, me gustaba, había dicho que quería probarlo. Pero después, cuando esa persona a la que le había dado tanta confianza no respondió a lo que dije, me angustió enormemente y terminamos la escena. A partir de eso pude descubrir que a mí suele ponerme mal que la gente se vaya, y me desespera muchísimo en las sesiones que haya prácticas de abandono. ¿El resultado? Quienes me dominan ráramente me dejan sólo por más de unos instantes.

4) Charlar, compartir y animarse a ser vulnerable

Sería muy dificil que mis compañeres de la nada reconozcan que no pueden irse de la habitación sin que yo entre en pánico. Es por esto que esa es una práctica de cuidado que yo pido siempre en mis negociaciones previas.

Es muy importante que cuando estés planeando una sesión, puedas comunicar qué cosas pueden darte ansiedad y qué puede hacerte sentir mejor si eso pasa. A veces, no necesitamos que la escena se interrumpa, pero sí pasar a otra práctica que nos haga sentir más segures.

Para quienes son pequeñes, puede ser pintar o dibujar, para les sumis tal vez es estar arrodillades y que les hagan mimos en el pelo, etcétera.

A veces necesitamos interrumpir lo que está pasando y salir a caminar, o hacernos mimos, o irnos. Todas estas opciones son igualmente válidas, pero está bueno saber que pueden ocurrir antes de meternos a los bifes.

Quiero también decirte que es muy posible que si algo sale mal, alguien se sienta culpable. Tanto quien sumisea, por no haber podido decir antes que eso le iba a hacer mal; como quien domina, por haber realizado la acción que llevó a esto. Si bien esta sensación es un poco inevitable, te invito a pensar que si negociás siendo consciente de los riesgos, es algo que estás aceptando tomar. Te recomiendo también leer el texto sobre drop.

A veces quienes dominamos sentimos que tenemos menos derecho de plantear este tipo de cosas, ya que –en general– no recibimos nosotres las prácticas. Es igualmente importante que puedas plantear aquello que te movilice en las sesiones, y que quien sea bottom de las prácticas pueda estar atente ¡Podés negociar que si vos entrás en pánico, sea tu bottom quien te ayude a calmarte! El cuidado en el BDSM va en todas las direcciones.

5) Gestión de crisis

Podemos hacer muchas cosas para intentar prevenir crisis, pero no siempre funciona, y es posible que tengas una crisis. Para esto también puede negociarse y disminuir un poco algunos riesgos. Una buena idea es tener a mano en un sobre el carnet de la obra social, un número para llamar ante una emergencia y la medicación de rescate ante una desregulación grande. Yo hoy en día puedo suponer cuales son las sesiones que tienen más chances de salir mal, y tiendo a tomar algunos cuidados extra, como decirle a alguien que suele ayudarme a regular que voy a sesionar y pedirle que esté atente, o incluso en situaciones excepcionales, pedirle a alguien que se quede cerca de donde voy a sesionar por si las dudas. Para pensar ejercicios que puedas hacer vos, o que alguien más pueda hacer para acompañarte, podés leer este artículo sobre primeros auxilios emocionales.

Más allá de esa preparación para las crisis grandes, también me sirve mucho tener una serie de objetos que me ayudan a regularme si algo me hace sentir mal, especialmente sensorialmente. Ahí suele haber auriculares con cancelación de ruido, mantiras, fidget toys, alguna serie que me calme mirar (Bluey). También suelo necesitar una ducha, y hay kinks que no hago si no me puedo limpiar después.

6) Tu perfil de riesgo, información y comunidad

Otra cuestión clave es que a veces queremos hacer cosas, pero no sabemos cómo van a reaccionar nuestros cuerpos a elles. Hay varias formas de acercarnos a una práctica que no son necesariamente realizarla en todo su esplendor en una sesión.

Podemos laboratear (probar cómo se siente algo) en una versión más tranqui, o acercarnos a una sensación deseada pero con algo más fácil, o acercarnos a una sensación deseada pero con algo más fácil de revertir. Un buen ejemplo de esto, es si queremos probar momificarnos, podemos empezar tal vez solo con una parte del cuerpo (piernas o brazos) y ver cómo se siente eso, antes de avanzar sobre otras. Si quiero jugar con cuchillos, tal vez podemos empezar primero con una SUBE y agua tibia, para simular la sensación del corte antes de probar.

También podemos ver una práctica, para sí imaginar mejor cómo se siente (Ejemplo clásico de esto, si vas a probar wax play a veces cuesta recordar que después vas a estar llene de cera por un rato), o realizar talleres para estar más segures de qué esperar. Esto puede ser muy relajante si queremos explorar una práctica que sabemos es más riesgosa que otras (ejem asfixia ejem) pero tememos realizarle un daño a nuestre compañere. Ir a un taller y probar distintas formas de hacerlo, con recomendaciones de seguridad, puede permitirte disfrutar de ahorcar a otres en paz.

Internet es una forma bastante compleja de encontrar información sobre kink: a veces te encontrás con una comunidad hermosa compartiendo sus experiencias, y otras terminas leyendo sobre accidentes sensacionalizados. No voy a decirte que no busques, pero sí que cuides no espiralear leyendo nota tras nota de cómo cualquier cosa podría matarte.

Por último, tené en cuenta que una buena manera de medir el riesgo de una práctica es ver cuántos factores son nuevos para vos de la siguiente lista: lugar, persona, práctica, contexto

Por ahí estoy sesionando en la casa de une amigue, y con alguien que conozco, pero ese día hay una fiesta fetichista en su casa, y el contexto entonces podría ser nuevo.

Muchas personas fetichistas seguimos la idea de no hacer nada si hay más de 3 de los 4 factores nuevos.

7) Oh, los queridos límites

Muchas veces personas que topean terminan haciendo cosas con las que no se sienten segures porque sus bottoms desean vivirlas. Esto es una mala idea: tu consentimiento y bienestar también importan.

También a veces, como mencionaba en la introducción, nos encontramos con límites que no sabíamos que teníamos. La idea parecía muy hot, habíamos escuchado a alguien hablar sobre esa práctica, la vimos, la negociamos…y después alguien te hace cosquillas en un pie y se desencadena una crisis de angustia brutal. Es un límite que jamás hubiera imaginado, me divierte mucho que me pinchen y me molesten, pero ese día, en ese contexto de sesión, esa sensación me produjo muchísimo malestar. De eso aprendí un par de cosas, por un lado, el BDSM no es una ciencia exacta, a veces depende del momento, del cómo, del quién.

Por otro lado, muchas veces esas cosas que imaginamos que nos van a poner del orto o no en nuestra vida cotidiana no se traducen tan bien al mundo kinky. Luego de cierto tiempo, te invito a repensar tus propios límites, y si querés, animarte a probar qué pasa con alguna de esas prácticas a las que les dijiste que no de entrada la primera vez. Hace poco me animé a dejarme torturar por mucha gente con los ojos vendados, y cuando empecé a sesionar era un límite gigante realizarme cosas por sorpresa. En el kink también se aprende, crece y descubren cosas nuevas.

8) Algo salió mal, ¿y ahora qué?

Algo que está bueno pensar es que cuando las sesiones salen mal no siempre es culpa de alguien, ni de le bottom por no bancar más, ni de le top por hacer algo mal. Lo que sí es importante es cómo vamos a cuidarnos cuando esto pase. Está bueno que esto sea una conversación que tenemos antes, sobre lo que necesitamos e idealmente cómo reaccionamos.

Si una de las personas puede estar tranquila, puede ayudar a la otra a calmarse. Si les dos estamos medio en pánico, podemos probar cosas que nos regulen: respirar juntes, tocarnos suavemente, salir a caminar, comer algo muy despacito, tomar agua. Si sabemos que podemos desregularnos muy rápido, también está la posibilidad de que algune amigue sepa que vamos a sesionar y estamos ansioses, o vamos a probar algo nuevo y pueda elle también venir si le necesitamos.

9) Aftercare y comentarios después de la sesión

A veces volver de nuestra sesión implica reencontrarnos con eso que nos tenía tan ansioses antes, puede ser entonces importante compartir un tiempo con quienes realizamos la práctica antes de volver a nuestras vidas cotidianas.

También está bueno ir descubriendo tus necesidades de cuidados posteriores: para mí es clave poder hablar con la persona al día siguiente y poder chequear que todo sigue bien (!y que no me odia!). Hay tops que necesitan sí o sí feedback en el momento en el que termina la sesión, y otres que preferimos que pase un rato y estar en un espacio mental más neutro.

Los cuidados posteriores suelen estar muy dirigidos a quienes bottomean, ¡pero les tops también pueden necesitarlos! No te olvides de negociarlos.

Cierre

A modo de cierre, te mando un abrazo y te recuerdo que explorarte, conocerte y descubrir tu fetichismo es un viaje hermoso, que podés llevar al ritmo que quieras y necesites. También que sumar herramientas nuevas lleva tiempo y puede sentirse ridículo o incómodo al principio, pero que puede permitirte acceder a placeres y experiencias increíbles.


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BDSM y ansiedad: ¿asunto separado? by Memi is licensed under CC BY-SA 4.0


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