Formas de Poder
& DemonWeb -Una lectura básica sobre los vínculos BDSM. Una traducción de una publicación en el blog de SM-feminist del 2010.
Un post acá acaba de recibir un comentario muy interesante. Voy a reproducirlo y luego hacer algunos comentarios propios.
¿Por qué condenamos al patriarcado sino por el hecho de que es un desbalance de poder? ¿Qué tipo de piso teórico puede tener el feminismo sino es del rechazar los desbalances de poder?
Un marco de referencia que he encontrado útil es la distinción entre un desequilibrio de poder ”racional y temporal” y uno ”irracional y permanente”. Por ejemplo, como madre de una niña, tuve un desequilibrio de poder “racional y temporal” con respecto a mi hija, que se derivó de mi mayor comprensión y dominio de muchos aspectos del entorno y mi responsabilidad de llevarla a salvo a el punto donde su conocimiento y maestría le permitieron funcionar independientemente. Era un desequilibrio destinado a llegar a su fin, un objetivo por el que tuve, en mi propio poder, una gran responsabilidad para lograrlo. Mi hija ahora tiene más de 20 años, y ambas trabajamos duro para eliminar los últimos restos de ese viejo desequilibrio que antes era racional pero ahora anticuado a fin de lograr el equilibrio de poder que sea más apropiado para dos adultos en una relación.
El contexto en el que aprendí esta forma de distinguir dos tipos de poder fue el de la relación terapeuta-cliente. Como una feminista radical que practica la psicoterapia, una de mis principales preocupaciones fue reconocer y desempeñar mi papel como alguien cuya experiencia y expertise me colocaron en la posición de tener un mayor poder de una manera que garantizara su naturaleza “racional y temporal”. Todo lo que hice estuvo finalmente al servicio de cambiar ese equilibrio de poder para que finalmente mi cliente y yo estuviéramos en una relación en la que nuestro poder fuera el mismo.
Un segundo concepto que me ha servido ha sido la distinción entre ”power-over” (poder sobre) y ”power-as-personal-potency” (poder como una potencia personal).
El patriarcado solo tiene un concepto de poder; es sinónimo de “dominación” o “poder sobre”.
El Feminismo (re)introduce otra forma de poder, el de la ”potencia”, que no requiere la sumisión de lx otrx para existir. Cuando el poder/potencia personal de todas las partes es un ‘dado’, entonces una exploración del poder como dominación me parece puede tener una realidad completamente nueva.
Honestamente, no puedo decir si este comentario es pro-BDSM o anti-BDSM. Ella menciona ser una feminista radical, y la mayoría de las que he conocido son anti-, pero hay una diferencia entre hablar de un grupo y hablar de un individuo. Entonces no estoy segura.
Pero me gusta la idea de “racional y temporal”. Cuando estaba estudiando a Wartenberg y sus conceptos de poder, él habló de dos tipos de poder diferentes también. Llamó el tipo de poder de unx buenx xadre o buenx maestrx tiene sobre unx niñx ”poder de transformación”. Su análisis es muy similar al del comentarista aquí: este poder está destinado a ser ejercido temporalmente, y tiene la intención de desaparecer con el tiempo a medida que lx niñx desarrolla su propio control sobre su vida.
Me gusta mucho usar esto como base para hablar sobre por qué el BDSM saludable no es abusivo y no tiene nada que ver con el patriarcado. Aún así, no es perfecto. Obviamente, los participantes en una actividad u relación BDSM consensual no son niñxs, y la mayoría de los vínculos D/s no están configurados intencioinalmente para cambiar con el tiempo. (Por supuesto, siendo realistas, debemos reconocer que de hecho loo harán; ninguna dinámica de poder es completamente estática). Ciertamente, no tienen la intención de provocar su propia obsolescencia. Igualmente, los oponentes del D/s podrían argumentar que no es lo mismo.
La cuestión es que no creo que todxs superemos mágicamente las relaciones en las que existe una jerarquía consensual o una dinámica de poder consensual.
Sí, la mayoría de nosotrxs abandonamos la escuela en algún momento de nuestras vidas, pero muchos de nosotrxs aún aprendemos cosas, tomamos clases, nos sometemos a la tutela informal de amigos. Todxs tenemos limitaciones, cosas que sabemos que otrxs hacen mejor que nosotrxs. Todxs tenemos situaciones en las que queremos ser protegidxs y consoladxs, y perdernos al menos en la ilusión de que un ser amado más poderoso puede protegernos. Todxs nosotrxs, espero, tenemos situaciones en las que otrxs nos respetan como autoridades confiables también, ya sea como jefes sabios, miembros de alto rango de organizaciones o simplemente como buenos dadores de asesoramiento.
Lo que me lleva a ver que las relaciones de poder en las que una persona tiene más poder que otra son bastante naturales y, en la mayoría de las ocasiones, bastante normales y aburridas. De ahí mi confusión cuando las personas de una inclinación “radical” quieren enfocar la atención en “cómo funciona el poder” y tirar la mayor parte, imaginando un mundo más “igualitario” (así se llama, de todxs modos).
Y cuando llegamos a el BDSM, o a el D/s específicamente, parpadeo. Es correcto preocuparse por el potencial de abuso, al igual que es correcto tener cuidado al usar un cuchillo o encender un fuego. Esas cosas pueden hacerte daño, o incluso matarte.
Pero el hecho de que sean peligrosas no las hace tan terroríficas que ya no son útiles. Podríamos elegir no usar un cuchillo o una cerilla y seguir viviendo una vida perfectamente productiva e interesante, aunque deberíamos hacer algunas adaptaciones interesantes. Entonces, si las feministas radicales quieren intentar y erradicar la mayor jerarquía posible de sus vidas, me parece bien.
Pero cuando alguien emprende una cruzada contra los cuchillos, diciendo que podemos lastimarnos con ellos, o mencionando que a veces se los utiliza en actos de violencia u homicidio, ahí es cuando pongo los ojos en blanco y decido que alguien es realmente irracional. No es la elección de otra persona los riesgos que corre otra persona, especialmente cuando su propia vida está estructurada para evitar el riesgo de una manera que la mayoría de nosotrxs nunca haría. No, no nos hace bien al resto de nosotrxs que todxs hagamos lo mismo: cientos de miles de personas pueden estar equivocados, pero el simple hecho de que el cuchillo es peligroso no prueba que ninguno de nosotrxs debería estar usándolos.
O que si los usamos, deberíamos ver esto como un mal lamentable y necesario que proviene únicamente del hecho de que nuestra sociedad aún no ha avanzado al punto en que podamos cortar los alimentos sin cosas afiladas. Que deberíamos ver el disfrute de cortar nuestras verduras como una especie de señal de que estamos inherentemente rotos, dañados por el abuso o que poseemos una “falsa conciencia” que fue enseñada por una cultura que invirtió en vendernos cuchillos.
Cuando crecemos y nos convertimos en adultos, con suerte, una herramienta que desarrollamos es el discernimiento en las relaciones de poder en las que entramos. Algunos de nosotrxs, por supuesto, no haremos esto, y a veces el discernimiento más fino en el mundo es inútil frente a un estafador, engañador o abusador suficientemente encantador. Pero el mero hecho de que algunos de nosotrxs no tengamos discernimiento, o de que podamos ser embaucados por los crueles y los poco éticos, no significa que aquellos de nosotrxs que sí lo hacemos deberíamos decirles a los otros que no lo usen.
Y eso es lo que me atrapa en todo esto, realmente. La sociedad que muchas personas anti-BDSM imaginan como Utopía está construida para el mínimo común denominador: sin bordes agudos. No hay coincidencias. Sin cuchillos. ¡Las mujeres podrían salir lastimadas!
Tal vez soy mala para esto, pero no creo que construyamos una sociedad exitosa y saludable eligiendo el nivel máximo de protección y diciéndoles a los más inteligentes y sabios que solo tendrán que absorberlo y no correr riesgos para no confundir a los vulnerables. Proteger a los vulnerables es importante, pero eso debe hacerse de forma matizada. Eso no debería hacerse forzándonos a vivir vidas de tapioca porque ¡alguien que no entiende puede vernos!
Esa es la cosa. Creo que las personas tienen cierta responsabilidad en lo que otras personas vean y emulen de su comportamiento, pero no creo que “piensen en las mujeres” es menos desagradable que el tipo de “¡piensa en los niñxs!” que olvida que los niñxs reflexivos, cuando se involucran en discusiones profundas y apropiadas para su edad sobre el mundo que les rodea, pueden, en realidad, entender muchas cosas.
Además, soy una mujer cis. No quiero que las personas me protejan porque están “pensando en mí”. No quiero que la gente proteja a mi pareja de mí sin, ya sabes, al menos decirle tres palabras a ella primero. Quiero una vida plena con mi pareja que incluya los tipos de dinámicas que ella y yo elegimos para nosotras, gracias.